La filtración de documentos del Pentágono ha causado un gran escándalo en Estados Unidos y el mundo. Los documentos revelan detalles sobre operaciones militares secretas, planes de contingencia, informes de inteligencia y comunicaciones diplomáticas que podrían poner en riesgo la seguridad nacional y las relaciones internacionales de Washington.
Según la agencia de noticias Ap, que fue uno de los medios que recibió los documentos filtrados, la fuente podría ser un grupo de hackers que accedió a una sala de chat encriptada donde se compartían los archivos. La sala de chat pertenecería a una red clandestina de informantes y activistas que se dedican a exponer los secretos del gobierno estadounidense.
Los documentos filtrados abarcan temas como la guerra en Afganistán, el programa nuclear de Irán, la crisis política en Venezuela, el conflicto armado en Colombia, la situación de los derechos humanos en China y la cooperación militar con Israel, entre otros. Algunos de los documentos contienen información sensible que podría comprometer la identidad de agentes encubiertos, fuentes confidenciales, aliados estratégicos y objetivos militares.
El jefe del Pentágono, Lloyd Austin, declaró ayer que Estados Unidos removerá cada piedra para encontrar el origen de la filtración y castigar a los responsables. Austin calificó el hecho como un acto de traición y una amenaza grave para la seguridad nacional. También dijo que se tomarán medidas para reforzar la ciberseguridad y prevenir futuras filtraciones.
La filtración de documentos del Pentágono ha generado diversas reacciones en el ámbito político y social. Algunos sectores han criticado al gobierno por su falta de transparencia y han defendido el derecho del público a conocer la verdad sobre las acciones del poder. Otros sectores han condenado la filtración como un acto irresponsable y peligroso que pone en riesgo la vida de miles de personas y la estabilidad mundial.